Al principio, ella pensaba que podría matarlo en tres días.
Casi lo consigue. El corazón del hombre estuvo a punto de sucumbir ante sus cumplidos. Luego, ella pensó que tardaría tres semanas. Pero él sobrevivió.
Ella revisó entonces sus tablas y calculó tres meses. Al cabo de tres años, él seguía vivo.
De modo que se casaron. De eso hace ya treinta años. La gente habla de ellos con afecto. Se les considera el matrimonio más feliz de la ciudad.
Lo malo es que se les mueren todos los hijos.
Norman Mailer. 1963