Érase una vez un hombre viejo que plantó un nabo y después dijo:
—¡Crece, crece pequeño nabo! ¡Crece y hazte mayor!
Y el nabo se hizo mayor y dulce, y llegó a ser enorme.
Un día, el viejo fue a arrancarlo. Tiró y siguió tirando, pero no pudo conseguirlo. Llamó a la abuela. La abuela tiró del hombre. El hombre tiró del nabo. Y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo.
La abuela llamó a su nieta. La nieta tiró de la abuela. La abuela tiró del abuelo. El abuelo tiró del nabo. Y tiraron de nuevo una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo.
La nieta llamó al perro negro. El perro negro tiró de la nieta. La nieta tiró de la abuela. La abuela tiró del viejo. El viejo tiró del nabo. Tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo.
El perro negro llamó al gato. El gato tiró del perro negro. El perro tiró de la nieta. La nieta tiró de la abuela. La abuela tiró de del abuelo. El abuelo tiró del nabo. Tiraron y tiraron una y otra vez, pero tampoco pudieron arrancarlo.
El gato llamó a la rata. La rata tiró del gato. El gato tiró del perro negro. El perro negro tiró de la nieta. La nieta tiró de la abuela. La abuela tiró del abuelo. El abuelo tiró del nabo. Tiraron una y otra vez y, finalmente, el nabo salió.